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Amor

¡Todo era amor... amor!
No había nada más que amor.
En todas partes se encontraba amor.
No se podía hablar más que de amor.
Amor pasado por agua, a la vainilla,
amor al portador, amor a plazos.
Amor analizable, analizado.
Amor ultramarino. Amor ecuestre.
Amor de cartón piedra, amor con leche...
lleno de prevenciones, de preventivos;
lleno de cortocircuitos, de cortapisas.
Amor con una gran M, con una M mayúscula,
chorreado de merengue, cubierto de flores blancas...
O.Girondo
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Espejo nuevo, chica nueva

Bueno, la cosa viene así. Yo tenía un espejo, El Espejo, re lindo, que hacía juego con mi escritorio. Me gustaba porque era grande y tenía un marco a tono con el color de mi habitación. Pero lo que más me gustaba de ese espejo es que era como una amiga. Después de cambiarme apuradísima por salir a algún lado, me miraba dos segundos en El Espejo y era como preguntarle a mi best friend si estaba mas o menos decente.
Yo elegía la ropa apurada, tratando de hacer un conjunto original, pero si el espejo no lo aprobaba no salía a la calle. Más de una vez me salvó de hacer el ridículo en frente de todos... Y no me importa si piensan que todos los espejos son iguales, yo se que no lo son. Hay pocos espejos como Él, y se los voy a demostrar.
Más de una vez me ha pasado de comprarme ropa nueva súper contenta planeando cuándo, cómo y dónde estrenarla. Pero cuando llegaba el precioso momento de mostrarla al mundo, me miraba en El Espejo y tenía una epifanía: "Lo que te compraste te queda para la mierda". Sí, serán 200, 100, 50 pesos tirados a la basura, pero el espejo me ahorraba el bochorno.
Después de muchos años de amistad con El Espejo, me mudé a una casa más grande y en medio del quilombo acostumbrado propio de la mudanza mi papá rompe El Espejo. No pude evitar que se me escapara una lágrima. Mi papá no lo entendió, pero me pidió perdón y agregó: "Al marco no le pasó nada, te cambio el espejo y te va a quedar como nuevo".
Así fue, y al otro día tenía en mi nueva habitación de mi nueva casa un nuevo espejo y todo lo que ello implica. Me traté de hacer amiga, pero no hubo caso. El maldito espejo me distorsiona, lo juro. Puedo ver como la imagen se inclina levemente hacia la derecha. Y ustedes dirán que puedo ser jodidamente perfeccionista, pero yo me siento que entre todas las cosas que gané: casa, espacio, recibidor, etc; perdí un amigo fiel.


P.d: Amigos fieles no sobran.